Joven trabajando rodeado de vasos de café. RomarioIen (iStock)
1. Menos tráfico.
Es una ventaja obvia. Entres a la hora que entres en un festivo, siempre encontrarás menos tráfico que un día laborable y eso también lo nota el bolsillo pues posiblemente gastes menos dinero en combustible y menos tiempo también si tienes que buscar sitio para aparcar.
2. Menos gente en el transporte público.
Pero si lo tuyo es ir en transporte público, también ahí notarás diferencia. Mucha menos gente en los autobuses o en tus vagones. Tanto será así que hasta podrás sentarte, algo impensable durante los días laborables.
3. ¿Más dinero?
En algunas empresas o convenios colectivos, trabajar en festivo tiene una compensación económica en forma de extra o de bonus.
4. Más días.
Si no está compensado con dinero, es posible que trabajar un festivo esté compensado con tiempo libre. En muchas empresa, por cada festivo trabajado te dan dos días libres, o un día y medio. Eso puede venir muy bien para futuros puentes o fines de semana largos para aprovechar para viajar.
5. Mayor tranquilidad.
Sabemos que hay trabajos y trabajos, y que currar un festivo en una tienda en la Gran Vía de Madrid debe ser estresante. Pero si tu trabajo es más de otro tipo, seguro que estarás más tranquilo que un día de diario. Y con tranquilo nos referimos a menor volumen de trabajo y que no estén los jefes cerca, con la descarga de tensión que eso supone.
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David García OficinaEmpleo.com
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