Está demostrado que trabajar un día menos a la semana -cuatro días para quienes trabajan cinco días a la semana y cinco días en el caso de quienes trabajan seis- aumentaría el rendimiento y la productividad de los trabajadores, tal y como han comprobado ya algunas empresas de otros países que han implantado este sistema en sus empresas. Pero, ¿cómo influye trabajar un día menos a la semana en algo más importante como es la salud de los trabajadores?
Parece claro que trabajar un día menos a la semana es beneficioso para la salud y así es, aunque con algunos matices. Si para compensar ese día menos que se trabajaría a la semana hubiese que aumentar notablemente cada jornada laboral hasta alcanzar o superar las 10 horas diarias, los beneficios para la salud ya no son tan evidentes.
Pero si suponemos que la jornada de trabajo se vería afectada lo menos posible, estos son (o serían, todavía) algunos de los beneficios para la salud de trabajar un día menos a la semana.
1. Mejor estado de ánimo
Trabajar un día menos a la semana no eliminaría los innumerables casos que existen de una enfermedad tan invisible de cara a los demás como la depresión, pero supondría una inyección de ánimo para quienes la sufren y reduciría el gran nivel de incidencia que tiene esta enfermedad en la sociedad actual.
2. Más descanso
Trabajar cuatro días semanales supondría tener tres días libres a la semana. Eso haría que estuviésemos más descansados física y mentalmente para afrontar nuestra semana de trabajo.
3. Menos problemas de hipertensión
El estrés, otro de los males provocados por el exceso de trabajo, se refleja en situaciones de ansiedad y en subidas de tensión que pueden ser peligrosas para la salud. Un día menos de trabajo a la semana podría ayudar a tener una tensión arterial más controlada.
4. Menos problemas cervicales, lumbares y de espalda
Al reducir el número de días que se trabajan a la semana -una vez más, suponiendo que la carga de trabajo semanal sea similar-, se reducirían también los problemas y dolores en zonas como el cuello, la espalda y los riñones que se ven especialmente afectadas por el trabajo.
5. Menos dolores de cabeza
Al estar más descansados por trabajar un día menos a la semana, las personas que sufren con frecuencia dolores de cabeza probablemente verían reducidas sus molestias.
6. Menor sedentarismo
Para las muchas personas con trabajos que exigen pasar muchas horas sentados, tener que trabajar un día menos a la semana sería beneficioso para reducir el riesgo de sedentarismo.
7. Menor riesgo de accidentes
Al trabajar un día menos a la semana, disminuirían los riesgos de sufrir accidentes laborales, incluidos los accidentes de tráfico al realizar menos desplazamientos.
8. Menor contaminación
Los niveles de contaminación en las ciudades se reducirían al trabajar un día menos a la semana y eso se traduciría en un aire más limpio para todos.
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