EtoBe: 7 situaciones que has vivido seguro si trabajas de cara al público

miércoles, 24 de enero de 2018

7 situaciones que has vivido seguro si trabajas de cara al público

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Imagen de una dependienta con su clienta. Monkeybusinessimages (iStock)

1. Un lío con el idioma

Seguramente te habrá pasado que si trabajas en un comercio del centro de tu ciudad hayas podido atender a algún turista que no hablara inglés (ni castellano, obviamente) y con el que te costara Dios y ayuda entenderte, con la impotencia que supone pero también más de una carcajada.
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Imagen de una farmacéutica con un cliente. JackF (iStock)

2. Es para un amigo

Si donde trabajas se venden artículos ‘delicados’ (como en una farmacia, por ejemplo) te habrá pasado más de una vez eso de que venga alguien a pedirte algo y te diga: “no es para mí, es para un amigo”, y tú le veas en la cara claramente que es para él.
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Imagen de unos zapatos con mal olor. Emapoket (iStock)

3. Malos olores

¿Y qué me dices del típico (o típica, ojo) cliente que llega a probarse unos zapatos o cualquier otra prenda de ropa y desprende un asqueroso olor producto de su absoluta falta de higiene corporal?
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Imagen de una clienta en el probador. Mheim3011 (iStock)

4. El peligro de los probadores

Los probadores y los baños de los grandes almacenes, centros comerciales o grandes superficies son objeto de las fantasías (o las urgencias) de muchas parejas. Puede que alguna vez te haya pasado que algún cliente entre a tu probador, tarde más de la cuenta, y resulta que están aliviándose. ¿Tú qué harías en ese caso?
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Imagen de un cliente flirteando con la dependienta. Djedzura (iStock)

5. Ligar contigo

Seguimos hablando de pasiones… Seguro que atendiendo a alguien ha surgido alguna vez algún chispazo en forma de pasión o incluso de amor. Flirteos, coqueteos y finalmente intercambio de números de teléfono. O que ese cliente o clienta vaya muchas veces sin comprar nada solo para verte. Y tú tan contento/a. O tal vez no, depende.
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Imagen de unos clientes reprochando algo al dependiente. JackF (iStock)

6. Quisquilloso.

Hay clientes muy quisquillosos. Si trabajas por ejemplo en algún establecimiento dedicado a la restauración seguro que sabes de lo que te hablamos. “Esto está poco hecho”; “está frío”; “no te he pedido este plato”… mil cosas agregadas en un mismo cliente y eso, cansa y lleva al límite la paciencia de cualquier camarero.
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Angry employee fighting with somebody as conflict concept isolated on white background with copyspace

7. Broncas.

Hay clientes que no tienen otra cosa que hacer que ponerse a discutir. Tal vez porque necesitan hacerle pagar los platos rotos a alguien, pero el caso es que la falta de educación al final hace que tú también, imposible evitarlo, acabes desesperado y discutiendo con él/ella.
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