¿Has oído alguna vez ese término de ‘prejubilación’? Seguro que no sabes exactamente lo que es y tal vez lo confundas con lo que viene siendo una jubilación anticipada. Según podemos leer en el portal experto de economía ‘El Blog Salmón’, jurídicamente la prejubilación no existe pero sus expertos la definen como “aquella situación en la que se encuentra un trabajador que ha llegado a un convenio con la empresa para finiquitar su vinculo laboral y que, la misma, en compensación por ello, llega a unos acuerdos indemnizatorios que se prorrogan en el tiempo, más allá de la clásica indemnización puntual”. Como decimos, no es lo mismo que una jubilación anticipada, situación en la que el afectado decide acogerse voluntariamente (o por ‘prescripción médica’): cree que puede jubilarse antes de los 65 años y lo hace, aun percibiendo menos pensión.
Ventajas.
La prejubilación tiene algunas ventajas para aquellos trabajadores a los que su empresa se lo ofrece. Una de ellas es por ejemplo que mientras llega la verdadera edad de jubilarse pueden estar cobrando la prestación por desempleo y mientras cobrar un complemento de la empresa que le garantiza un porcentaje o la totalidad de lo que venía ganando entre todos los conceptos. Una forma de estar parado sin preocuparte mucho de tus ingresos.
Otra de las ventajas que ofrece esta figura es que normalmente los trabajadores la pactan de manera personalizada con su empresa. Aunque esta lance una iniciativa que incluya un número determinado de prejubilaciones, cada una de ellas se negocian individualmente, por lo que el trabajador tiene cierto margen para adaptarla a sus circunstancia personales.
Por otro lado, suele hablarse de esta fórmula como una salida no traumática para los trabajadores despedidos y efectivamente así parece ser: se les otorgan una serie de garantías para estar ‘cubiertos’ hasta que llegue el momento de su jubilación y, además, su pensión no se vea recortada.
Existen también ciertas ventajas en materia de contabilidad para las empresas que acuden a estas fórmulas.
Por último, es obvio que hay trabajadores que están deseando dejar de trabajar. Para ellos también es una ventaja.
Inconvenientes.
Existe un primer inconveniente emocional para aquellos trabajadores que realmente se sienten aún útiles y con ganas de trabajar (porque aún tienen edad para ello) y su empresa les ‘condena’ a irse a sus casas. Así, no parece descabellado que muchos empleados puedan llegar a dejar de sentirse útiles e incluso caigan en una depresión.
Otra de las desventajas que ofrece esta fórmula es que existe en torno a ella un vacío legal. Técnicamente estás en el paro pero has podido acordar con la empresa no volver a trabajar (para eso te está pagando un complemento) pero, ¿y si los servicios de empleo de tu Comunidad Autónoma te llaman para un empleo?
En un principio, aquél empleado que sea candidato a prejubilarse debe tener muy en cuenta y estudiar las implicaciones fiscales que acarreará su nueva situación porque lo más normal es que no se recorte mucho su futura pensión pero dependiendo de su situación puede ocurrir que no sea así; y también debe estudiar su relación con Hacienda (e impuestos) durante el tiempo que pase hasta que pueda jubilarse.
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David García OficinaEmpleo.com
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